Que bonito es vivir como tú lo haces,
colgando luces en el cielo,
y apagando las del techo,
al otro lado de la virginidad.
Que bonito es robarme así,
suave y en silencio,
dejando al Cantabrico expresarse,
simplificando formas de existir.
Que bonita es la sal de las piedras,
que lanzamos mar adentro,
y volvieron en busca de tierra,
y acabaron silbando a 2 cuerpos.
No fue más que un sueño de verano,
pero sigo pensando lo mismo,
no debe estar tan mal,
ser una chica de pueblo,
y vivir tirando piedras al mar.
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