Amanece en los poros de la ciudad,
mientras sigue sudando por dentro
la cruda historia de siempre,
que sigue a punto de estallar.
Todos quieren prender la mecha,
robarles canciones a las camareras,
declararle la guerra a las fronteras,
y convertirse en fugitivos.
Fugitivos que conocen las palabras,
que nunca se dicen al escapar,
que nunca besan al despedirse,
que siempre saben en que pensar.
Y yo mientras vuelvo a casa,
por el camino mas largo,
nunca supe hacerlo de otra forma,
afortunadamente se que no vuelvo solo...
...y que la ciudad sigue a punto de estallar.
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