Esta caldera no es la misma,
que la que colocó mi madre
en el pueblo hace ya unos años.
Aquella calentaba, y calienta pies,
esta calienta corazones,
que han salido a vivir la vida,
y se han encontrado una vida sin paredes,
se han topado de morros con la noche,
y le ha dado un beso en la boca.
Como diciendo aquí estoy yo.
Como diciendo este mundo es nuestro,
y nadie podrá desabrocharme el corazon,
como han hecho con los chalecos salvavidas.
Y ya nadie podrá decirme
que mañana será otra noche
porque esta noche es el día,
que siempre pensé en follarme.
Y ya está.
ResponderEliminar